HABITAMOS
Tan lejano e impreciso el mundo que habitamos, imperfecto y
ajeno en su extraña amalgama de guerras intestinas, ambiciones y olvidos. Nos
viene con sus ahora apresurado y tenso escalando montañas o bajando a los
valles a empujarnos a metas fabricadas sin tino.
¿Dónde están las caricias espontáneas durmiendo?
¿Dónde el abrazo amigo perdió forma y sentido?
¿Ocultos en qué aspecto las palabras y el grito?
¿Sepultado en qué zanja el sueño colectivo?
El mundo que habitamos camina y nunca mira más allá del
sendero que le nace en los ojos; insensible tropieza con las flores y sigue un
rumbo sin nostalgias, ni ternura ni afectos.
El mundo que habitamos sin lados ni matices nos obliga a
enfrentarnos a deberes absurdos fabricados en noches de delirio y sudores
cuando el tedio trabaja su estrategia en lo oscuro.
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